miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los habitantes de Somalia mueren de hambre y aunque la noticia para algunos no sea una novedad, la crisis de esta oportunidad es “absolutamente dramática”, según lo ha admitido el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Antonio Gueterres, quien lamentó la escasa capacidad de respuesta que ha tenido la comunidad internacional hasta ahora.

"Estamos angustiados porque lo que hacemos no es suficiente cuando miramos la dimensión de la tragedia. Estamos ante un drama humanitario de proporciones no conocidas", dijo.
Somalia vive la peor sequía de los últimos 60 años. Los habitantes de este país ubicado en cuerno africano, al este del continente, han abandonado sus regiones con rumbo a países vecinos como Kenia, Etiopía y Yitubi en busca de comida y atención humanitaria. Los campamentos de refugiados somalíes son muestra de la tragedia: sólo en el de Dollo Ado (en Etiopía) mueren ocho personas al día por cada 10.000 habitantes.

El representante de los refugiados en la ONU hizo una crítica hacia la comunidad internacional. “Esta sequía no es la primera ni será la última. Lo que más me impresiona es que, sabiendo esto, la comunidad internacional no haya podido desarrollar medidas de prevención a largo plazo para dar capacidad de resistencia a las comunidades".